
Hola, soy Claudia Noguera, entrenadora de las selecciones menores de Nicaragua y exseleccionada nacional de voleibol de sala.
Mi carrera en el voleibol comenzó como jugadora, pero con el tiempo descubrí que mi verdadera pasión estaba en enseñar, guiar y formar a nuevas generaciones dentro de este deporte. En 2009, asumí mi primer gran reto como entrenadora al dirigir la selección femenina Sub-18 en un torneo realizado en Guatemala. Desde entonces, he estado involucrada en los procesos de selecciones menores (Sub-19, Sub-20 y Sub-23), dedicando mi vida a la enseñanza y el desarrollo del voleibol en Nicaragua.
Pasión y sacrificio: el camino de una entrenadora
Ser entrenadora en un entorno tan exigente ha representado un desafío constante. Mi labor no se limita a impartir entrenamientos diarios, sino que también incluye competencias nacionales e internacionales, preparación táctica, análisis de rendimiento y, sobre todo, la formación integral de cada atleta. Este compromiso ha demandado grandes sacrificios personales y un constante esfuerzo para equilibrar mi vida profesional con mi vida personal.
Inicialmente, estudié la carrera de Administración de Empresas, pero pronto me di cuenta de que mi verdadera vocación estaba en la cancha, enseñando voleibol. Esta convicción me llevó a seguir preparándome a nivel internacional. Completé los tres cursos de formación de entrenadores avalados por la Federación Internacional de Voleibol (FIVB), logrando obtener el Nivel III, lo que me convirtió en la única mujer en Centroamérica con esta certificación.
Ser mujer en un ámbito mayoritariamente liderado por hombres ha sido un reto en sí mismo. Sin embargo, cada obstáculo ha sido una oportunidad para demostrar que el conocimiento, la disciplina y el trabajo duro no tienen género. Con el respaldo de mi familia, mis atletas, mis colegas y la federación, he seguido adelante, motivada por el deseo de contribuir al crecimiento del voleibol en Nicaragua.
Las victorias y las derrotas: una escuela constante
A lo largo de mi carrera, he experimentado tanto victorias como derrotas en diversas competencias nacionales e internacionales. Sin embargo, cada torneo ha sido una oportunidad de aprendizaje. Las derrotas me han enseñado a analizar errores y mejorar estrategias, mientras que las victorias han reafirmado que el esfuerzo y la dedicación siempre dan frutos. Cada partido, cada entrenamiento y cada experiencia en la cancha han sido parte de un proceso de evolución y crecimiento, no solo para mí, sino también para las atletas que han pasado por mis manos.
Un mensaje para las futuras entrenadoras
El camino de la enseñanza deportiva no es fácil. Requiere estudio constante, actualización de conocimientos, largas horas de entrenamiento y dedicación absoluta a la formación de los atletas. No obstante, el esfuerzo vale la pena cuando ves el impacto positivo que puedes generar en la vida de los jóvenes deportistas. Por eso, animo a más mujeres a que se involucren en la enseñanza y dirección deportiva. Es momento de romper barreras y demostrar que las mujeres también pueden liderar, enseñar y marcar la diferencia en el deporte. El voleibol me ha dado grandes oportunidades y satisfacciones, y quiero seguir inspirando a otras a creer en su talento y capacidad para entrenar y transformar el futuro del deporte en nuestro país.
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